Experiencia de pacientes
con Terapia Visual

Desde pequeño A.R. había sido un niño que se caía mucho, era muy despistado, se vestía al revés (lo de atrás adelante) y pensábamos que él era así. Pero llegó Primaria y seguía igual y recibía incidencias porque siempre se olvidaba las tareas. La lectura le costaba muchísimo, se ponía a leer y a rascarse los ojos continuamente. No sabía decirnos que había leído y no lograba expresarse. A veces nos miraba fijamente y decía que nos veía con la cabeza pequeña.Una mamá del cole que tenía una amiga que había ido a terapia, ya me había hablado de la terapia visual. Me decía que le hacían un buen estudio de la vista y hacían terapias para corregir los problemas.El proceso es largo, pero muy ameno. Cambian mucho de actividades y los niños lo viven como un juego. Los padres queremos ver enseguida resultados, pero va poco a poco y al final llega.Lo que más hemos notado es en la lectura (ahora le encantan leer y entiende lo que lee) y en la organización de sus tareas. Ahora le cuesta menos expresarse y es capaz de hacer frases y pequeños resúmenes escritos.Estamos muy satisfechos con el resultado y volveríamos a hacerlo de nuevo. Merece la pena el tiempo empleado ya que hemos ayudado a nuestro hijo a “navegar solo”. Le hemos ofrecido unas herramientas necesarias para que pueda seguir con más facilidad su vida de estudiante y no sea una carga.
A.R.
8 años, problemas de aprendizaje
Mi nombre es J. L.G. y tengo 45 años. De pequeño me diagnosticaron ambliopía en el ojo derecho, provocada por estrabismo y una miopía mucho más elevada en este ojo que en el izquierdo. Del estrabismo fui operado, y con la ambliopía tuve el tratamiento clásico del parche en el ojo bueno, lamentablemente sin grandes resultados. Por lo tanto, durante todos estos años, esa ha sido mi situación: un solo ojo útil, el izquierdo, y un ojo derecho que me servía más bien para nada, con la ambliopía, una miopía mucho mayor y, con cierta tendencia a desviarse.Cuando tenía unos 30 años, decidí someterme a cirugía laser para eliminar la miopía y librarme, al menos, de la tiranía de las gafas, pero, evidentemente, el problema de la ambliopía seguía ahí, y sin esperanza ninguna, ya que repetidas veces me dijeron que en adultos no se puede hacer nada para tratarla.Hace unos pocos años vi en televisión una emisión del programa Redes, de Eduard Punset, en el que entrevistaba a una neuróloga estadounidense, Susan Barry, sobre su experiencia con la Terapia Visual, que a ella misma le habían permitido recuperar la visión binocular.A partir de ese momento, empecé a interesarme por el tema y descubrí que estas técnicas se basan en tratar la verdadera raíz del problema de la ambliopía.Acudí a un centro, donde me diagnosticaron una capacidad de visión del 20% en el ojo vago, desviación (exotropía) del mismo y una capacidad de visión binocular prácticamente nula.Comencé el tratamiento, en el que acudía una vez a la semana para una sesión de ejercicios, con revisiones regulares, y realizando el resto de la semana ejercicios en casa. Aquí he de recalcar la crucial importancia de la disciplina y la constancia en la realización de estos ejercicios. Con ellos se combaten todos los frentes que presenta la ambliopía (supresión del ojo vago, agudeza visual y discriminación, coordinación en el movimiento de ambos ojos, visión binocular). También hice unas sesiones de terapia con el aparato denominado Syntonic, que contribuyeron a acelerar el proceso.Durante todo el tratamiento fui notando las mejoras en la visión particular del ojo vago y en la percepción estereoscópica de cosas que antes no era capaz de ver.En poco más de un año, recibí el alta del tratamiento, habiendo alcanzado una visión del 80% en el ojo vago, con la desviación corregida y con un aumento muy notable de la visión binocular pudiendo ver los estereogramas que durante todo el tratamiento me había sido imposible percibir.Para mí ha sido extremadamente importante conseguir estas mejoras, ya que es un problema que me ha estado acompañando toda la vida, y pienso seguir trabajando sobre ello para llegar lo más lejos posible.
J.G.L.
45 años, estrabismo en adultos
Cuando mi hijo C.L. tenía 6 y con motivo de una revisión rutinaria por el pediatra, le diagnosticaron que con su ojo izquierdo no veía bien. Comenzamos a llevarle a diferentes centros oftalmológicos en los que nos dijeron que tenía 8 dioptrías de miopía y ojo vago y que había que ponerle parche en el ojo que funcionaba bien para recuperar visión en el otro. Aún así no nos aseguraban que ya con la edad que el niño tenía pudiera recuperar la visión completa.El llevar parche para el niño era un sufrimiento muy grande porque apenas veía con un ojo y le habían tapado el otro, estaba prácticamente ciego.Nosotros como padres decidimos que eso no podía ser y buscando por internet encontramos un centro de optometría que realizaban terapia visual y así que nos dieran una visión complementaria de cómo corregir este problema.Por Julio del 2014 le hicieron el estudio y el diagnóstico fue más de 8 dioptrías de miopía y 10% de visión. Es decir, no veía nada, ni recibía ningún estímulo que le llegara por esa parte izquierda. Tampoco tenía visión en 3 dimensiones.Nos dijeron que la mejor manera de compensar la graduación era con lentillas. El ojo derecho se le penalizaría pero no se quedaría sin visión.En principio lo pensamos un poco, un niño tan pequeño, que no puede ponerse las lentillas solo, que va a estar jugando a cualquier cosa y a lo mejor hasta las pierde, pero finalmente decidimos probar.Empezamos a usar las lentillas y a llevar a niño a terapia una vez a la semana. Cada 12 sesiones le revisaban. Empezó a avanzar muy rápido y enseguida llego a un 30% de visión. Llegar hasta el 60% nos costó algo más, porque no solo había que recuperar agudeza visual sino que también había que asegurarse de que los dos ojos veían a la vez y que conseguían moverse por igual.Al llegar al 60% el niño sufrió un parón, estuvimos 6 meses haciendo ejercicios y terapia pero sin avanzar nada, yo personalmente pensé que ya no íbamos a conseguir más de ese ojo, y acordamos seguir 3 meses más y si no se avanzaba abandonar. Afortunadamente el ojo comenzó de nuevo a reaccionar y conseguimos llegar al 100 % de visión, visión en tres dimensiones, movimientos oculares y enfoque normales. El ojo veía perfectamente.Hoy mi hijo con 10 años ve perfectamente con su ojo izquierdo, usa la lentilla sin ningún tipo de problema, juega al fútbol, al padel , las lleva para el colegio y no quiere ni oír hablar de ponerse gafas.
C. L.
10 años, ambliopía con uso de lentillas